martes, 27 de octubre de 2009

Música a 10 pesos, a 10 pesitos la música!!

Si vas a subirte al Metro en la Ciudad de México prepárate para los vendedores ambulantes.
A cada estación se sube una persona distinta vendiendo lo que se te ocurra: dulces, lápices, galletas, saladitos, etc. Todo esto me llama la atención porque en el Metro de Santiago de Chile puedes dormir plácidamente en un viaje largo, si logras ir sentado, claro, porque nadie grita a tu lado.Sin embargo, es similar a lo que se ve aún en Chile en las micros o autobuses que transitan dentro de las ciudades, sobre todo las más pequeñas.
Lo que más me ha sorprendido de este comercio ambulante subterráneo es que la infraestructura con la que están preparados algunos vendedores...


Este señor lleva una mochila fabricada para la ocasión: él vende CDs de música, por lo que necesita publicitar el tipo de música a través del audio... la mochila tiene los bolsillos precisos para que los parlantes que lleva en su interior puedan ser usados a todo volumen, sin interferencia alguna.
Así, los clientes pueden escuchar las distintas canciones que incluyen los CDs para asegurarse de que está comprando lo que le dicen.
A veces en un mismo carro se encuentra más uno de estos vendedores y se deben turnar para ofrecer música típica mexicana, rock, jazz, reggaton, románticos, y otros.
Pero esto no es todo, existe otro tipo de vendedores, éstos, muy difíciles de fotografiar, venden videos de música, infantiles o didácticos (de idiomas) y para ofrecerlos levantan un DVD portátil que demuestra el material que promocionan...


Y tan orgullosos que estamos del ingenio del chileno...!!!

viernes, 2 de octubre de 2009

“¡VIVA EL SEÑOR DE LOS MILAGROS!”

Como en todas partes, las parroquias de los lugares tienen su fiesta patronal. En el caso de mi barrio mexicano, la fiesta patronal del “Señor de los Milagros” se celebra entre el 13 y el 14 de septiembre. Para acompañar este rito, fui a Misa el domingo 13 a mediodía y encontré algunas peculiaridades interesantes de comentar:


- En las afueras de la Iglesia, se realiza una kermesse. En ella se vende todo tipo de comida típica que se promociona por altoparlantes mientras se celebra la Santa Eucaristía, con presencia del Señor Obispo y todo. Como está al ladito nada más de la Iglesia, cada vez que se produce un silencio en el sagrado rito, se escuchan las propagandas de buñuelos, elotes, tamales y otras delicias de la gastronomía mexicana…


- En el rito católico hay un momento específico en el que los fieles se acercan al altar a tomar la Eucaristía. Para ello se hacen filas para recibir la Comunión de manos de los Ministros… Me llamó mucho la atención que bastantes minutos antes de este momento solemne, la gente empezó a levantarse de sus asientos y a caminar muy raudamente hacia los lugares en los cuales se hacen las filas… diría yo casi corriendo… me pareció casi como estar a la espera del Metro donde se debe estar preparados para ganar un lugar en el vagón del tren…


- Siempre me impresionó mucho en la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo (una de las fiestas marianas más importantes de Chile), que en el momento de la Consagración los representantes de los bailes religiosos (que representan de alguna manera los pueblos originarios) hicieran sonar todos sus instrumentos en señal de alabanza provocando una sensación física y espiritual inexplicable. Es impresionante sobre todo porque en la tradición católica este momento de la liturgia implica silencio y ensimismamiento y a lo sumo se escucha una campanita que toca el monaguillo después de la consagración del pan y del vino. ¿Qué tiene que ver esto con México dirán ustedes? Bueno, en la fiesta del Señor de los Milagros, en el momento de la Consagración, los fieles encienden fuegos artificiales y hacen sonar cuetes en las afueras de la Iglesia, con el mismo fin de los fieles chilenos…

Para continuar con la celebración, el cura del barrio invitó a todos quienes quisieran asistir a una especie de recital el lunes por la noche.
Cuando llegué, había un grupo de charros mexicanos dentro de la Iglesia acompañando a distintos jóvenes pertenecientes a la comunidad católica del lugar que cantaban de todo un poco… El cuarto participante fue el diácono, un hombre joven que parece ser muy popular entre los feligreses y que con aires de artista pidió incluso que bajaran las luces para cantar…




Pero nada fue más sorprendente que ver al “cura de mi barrio” ovacionado por la multitud cuando empezaba a entonar, con una voz de “mero macho mexicano”, diversas canciones tradicionales sin ningún contenido religioso, entre ellas “Mátala con una sobredosis de cariño”; la gente aplaudía de pie, cantaba con el curita, bailaba, sacaban fotos y filmaban la actuación magistral del presbítero-artista.
Una fiesta realmente original donde se une el fervor religioso con el fervor mundano…



Terminó el show con varias canciones entonadas por el grupo de charros y con muchos “Viva el Señor de los Milagros”.

¿Se le ofrece un cafecito?

Desde la tradición italiana, se acostumbra tomar mucho café durante el día: se desayuna con café, se toma café a media mañana en el bar, un cafecito después de almuerzo, otro a media tarde, “e cosí via”…

Después de conocer Italia me hice adicta a esta costumbre. A partir de ese tiempo (hace ya 17 años) acostumbro tomar café de grano después de almorzar bastante seguido. Después de unos días de haber llegado a México empecé a extrañar esta costumbre; olvidé traer mi cafetera de Chile y empecé a buscar café espresso para tomar en los cafés o restaurantes, pero acá la costumbre no es servir una tacita de café o un “ristretto”, sino ¡¡¡¡DON CAFÉ!!!!




Estos son los tamaños de los vasos donde te sirven el café…





Además del tamaño, no se encuentra en ninguna parte café espresso de verdad, ya que acá usan las cafeteras yanquis, esas que se ven en las películas que están todo el día encendidas y con el café recalentado veinte veces (son de café colado).


Entonces pensé en comprar una cafetera italiana… no se encuentran casi en ninguna parte y son carísimas… de hecho la última vez que compré una en Chile para dos tazas me costó el equivalente a  unos 8 dólares americanos. Acá la más barata cuesta US$ 15,5… ¡por Mercado Libre! ¡En las multitiendas están todas desde US$ 27 la más simplecita!

¿¡Orgullosa de mi ficus!?

Cuando me compré casa en La Serena, el primer regalo que recibí por parte de unas queridas amigas fue un ficus que he cuidado con mucho esmero durante varios años (hoy está en la casa de otras amigas que lo cuidan diligentemente). Después de todo el tiempo transcurrido, yo tenía la idea de que mi ficus era enorme, de hecho mucho más grande y frondoso que otros tantos que he visto por ahí; tal vez un poco desordenado en su crecimiento (como la dueña) pero sanito y fiel (también como la dueña)…



Cuando empecé a recorrer las calles de México, especialmente las de Cuernavaca, me di cuenta que mi hermoso arbustito no tenía comparación con los árboles que adornan las veredas mexicanas.
En realidad México no tendría por qué envidiar a Brasil cuando éstos dicen que tienen todo lo “mais grande do mundo”…

Papayas y papayitas…

La Serena (IV región de Chile) es famosa por la producción de papayas; quien visita la ciudad, o más bien la zona, no puede dejar de llevar a sus familiares y amigos como recuerdo todo tipo de delicias papayeras.
Estas papayas chilenas son de un  color amarillo fuerte por fuera y por dentro. La cáscara es muy delgada pero también es delgada la “carne”, por lo que generalmente se come más de una en un postre. Las semillas son de color claro, que casi se confunde con la fruta misma.
Se comen solamente cocidas: al jugo o confitadas es lo más típico.

Cuando llegué a México, una de las primeras cosas que hice fue ir al supermercado para comprar obviamente, pero también para comparar precios y ver las novedades culinarias a las que me podía enfrentar. Al llegar al sector de frutas y verduras me encontré con unas PAPAYAS enormes comparadas con lo que mi retina recordaba…


Algunas características de las papayas mexicanas:
- Cada papaya pesa alrededor de 2 kg.
- El color, tanto por dentro como por fuera es anaranjado tirando a rojizo.
- Las semillas son color café muy oscuro, casi negras y parecen bolitas de cabra…
- La cáscara también es delgada.
- Se come cruda y con limón.
- La “carne” es blanda y suave y tiene la textura del melón.





Pero nadie podrá quitarle a las papayas chilenas su efecto curativo para los cálculos al riñón que al parecer es casi milagroso…

lunes, 14 de septiembre de 2009

Buñuelos mexicanos de fiestas religiosas

En Semana Santa y todas las fiestas patronales de las distintas colonias del Distrito Federal Mexicano se realizan diversas actividades. Una curiosidad gastronómica de estas fiestas son los BUÑUELOS. Yo entendía por buñuelo un tipo de roscas que se hacen en Chile, esponjosas y de unos 6 cm. de diámetro...




Grande fue mi sorpresa cuando fui a comprar buñuelos que se ofrecían en un local callejero, cuando me mostraron los que se comen en México: una especie de hojaldra (para torta de milhojas) de alrededor de 35 a 45 cm. de diámetro...




Esta es la receta de la masa para 12 buñuelos:
1/2 taza de agua
1/4 de cucharadita de licor de naranja
2 tazas de harina
1 huevo
1 cucharada de azúcar
1 cucharada de margarina bien fría
Aceite para freír


Preparación
En una olla pequeña coloque el agua y deje que hierva. Añada el licor y deje de lado.
Coloque la harina en un recipiente grande y haga un hoyo en el centro. Agregue el huevo, el azúcar y la margarina; con la punta de los dedos mezcle todos los ingredientes hasta formar una pasta grumosa. Añada el agua con licor de naranja, cucharada por cucharada, y amase hasta tener una pasta suave, fácil de manejar.
Engrase ligeramente un recipiente de vidrio y deje reposar la pasta por aproximadamente 20 minutos.
Divida la masa en 12 bolitas de 1.5 pulgadas de diámetro cada una. Enharine una superficie plana y con un rodillo aplane la bolita hasta formar un círculo de aproximadamente siete pulgadas de diámetro. Puede estirarla más con los dedos y con cuidado de no romperla.
En una sartén grande vacíe 1/2 pulgada de aceite y, cuando esté bien caliente, fría el buñuelo hasta que dore, aproximadamente 30 segundos de cada lado. Repita la misma operación con todas las bolitas de pasta.
Escurra los buñuelos en un plato extendido, cubierto con una toalla de papel para eliminar el exceso de grasa. Es muy importante que el aceite esté bien caliente cuando fría los buñuelos, de esta manera no absorberán la grasa.


---


Pero eso no es todo, los buñuelos los tienen ya hechos envueltos en plástico (apilados en una gran cantidad), pero la gran gracia está en la salsa que se le echa encima. 
En una gran olla se hierve agua con guayaba, anís (no siempre), tejocote (especie de níspero que sólo se da entre octubre y enero), canela y piloncillo (que sería como la chancaca chilena y que le da el dulzor). 
El buñuelo te lo sirven despedazado en un plato y le derraman abundante cantidad de salsa caliente a fin de que se moje mucho y se ablande: le echan la salsa con un cucharón manteniendo el plato semi hondo inclinado sobre la olla para que escurra y se devuelva lo que sobra, operación que se realiza muchas veces hasta que los buñuelos están suficientemente empapados.